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‘Los programas de alimentación escolar crean el gusto y los hábitos de las futuras generaciones’

Fransen Jean, oficial de seguridad alimentaria de la oficina subregional de la FAO en el Caribe, discute los programas de alimentación escolar en la región

Paulo Beraldo

Los programas de alimentación escolar son grandes instrumentos de política que pueden moldear el gusto y los hábitos de alimentación y consumo de esta generación y de las próximas, evalúa Fransen Jean, oficial de seguridad alimentaria de la oficina subregional de la FAO en el Caribe. Fransen reconoció que los PAE son relevantes, para todas las familias, especialmente para aquellas vulnerables, ya que proporcionan alimentos sanos y nutritivos, que de otra manera no serían posibles debido al alto costo de las dietas saludables en los países de ALC. Además, recordó que regiones como el Caribe tienen uno de los costos más altos de las dietas saludables en todo el mundo.

Por ello, también agradeció los importantes avances realizados en los últimos años con el apoyo de la Cooperación Internacional Brasil-FAO y otros socios para posicionar y promover un enfoque de alimentación escolar más sostenible que ofrezca dietas saludables y cree oportunidades de mercado para los agricultores y agricultoras locales.

Además, comentó que los gobiernos y las partes interesadas tendrán que afrontar importantes retos para que estos programas mantengan su relevancia. Lo principal es la limitación presupuestaria, que va unida a la necesidad de una importante reingeniería de los procesos empresariales.

Hoy en día, ¿cuál es la importancia de los programas de alimentación escolar en los países del Caribe, especialmente en términos de seguridad alimentaria y nutricional?

Aunque la mayoría de los países del Caribe, en particular los de habla inglesa, se clasifican como países de nivel de ingresos medio alto o alto, es importante reconocer que existen importantes retos socioeconómicos específicos de la región asociados a la seguridad alimentaria y nutricional. En varios de esos países hay territorios con desnutrición y deficiencias de micronutrientes.

Sin embargo, los malos hábitos alimenticios y la falta de acceso a dietas saludables han hecho que la región sea una de las que tiene el mayor nivel de obesidad y de muertes causadas por enfermedades no transmisibles, donde uno de cada cinco adultos que viven en los países de la Caricom presentan obesidad, y una de cada tres mujeres en edad productiva está afectada por la anemia.

La falta de acceso a dietas saludables y asequibles es el principal factor de estos problemas. La mayoría de los países del Caribe son importadores netos de alimentos.

Para el consumidor medio de la mayoría de esos países, comer sano y nutritivo es casi imposible. Acaban optando por opciones más baratas, ricas en azúcar, en sal, en grasas saturadas y en sodio, creando así un círculo vicioso de malos hábitos alimentarios que definen todo nuestro sistema alimentario.

Los programas de alimentación escolar desempeñan un papel muy importante para romper este ciclo. Son algo más que una oportunidad para promover el acceso a una determinada energía dietética recomendada. Son una oportunidad para crear gustos y hábitos de alimentación saludables. Para impulsar la producción local y fomentar las economías locales con los pequeños agricultores, encontrando un mercado seguro para vender sus productos. Además, son una oportunidad para reunir a los actores e instituciones – sanidad, educación, agricultura e incluso el sector privado.

¿En qué resultados ha sido importante la cooperación Brasil-FAO para la región en los últimos años cuando hablamos de los PAS?

Hoy en día, creo que la mayoría de los actores del Caribe comprenden la importancia y el beneficio que pueden aportar los programas de alimentación escolar. Varios de ellos han recibido formación en varios aspectos relacionados con el enfoque de la alimentación escolar sostenible, que sigue el modelo de la experiencia de Brasil. Gracias al apoyo de la Cooperación Brasil-FAO hemos tenido importantes actividades de sensibilización y exposición a modelos, herramientas, prácticas y experiencias exitosas.

¿Puede hablarnos un poco más del enfoque de alimentación escolar sostenible?

Sí, yo mencionaría seis componentes. El primero hace hincapié en la coordinación intersectorial e interinstitucional. El segundo aborda la participación de las comunidades, incluidas las asociaciones de madres y padres de los estudiantes, los directores y los agricultores.

El tercero trata de las normas nutricionales, incluyendo menús saludables que se ajusten al contexto y a las preferencias de las comunidades. El cuarto promueve la creación de huertos escolares como herramienta pedagógica para la educación alimentaria y nutricional.

El quinto se ocupa de que haya infraestructuras y materiales adecuados, como pequeños almacenes, procesadores de alimentos, congeladores, comedores donde los estudiantes puedan sentarse y socializar mientras comen. Y, por último, la adquisición de productos de pequeños agricultores y agricultores locales, que va unida a la mejora de la capacidad de estos agricultores en ámbitos como buenas prácticas agrícolas, seguridad alimentaria y poscosecha, cooperativismo, desarrollo empresarial; y sistema y mecanismos de compras públicas.

¿Cuáles son los principales avances que han tenido los países del Caribe en los programas de alimentación escolar durante este proceso?

Creo que el cambio de mentalidad para entender que los programas de alimentación escolar pueden y deben ser fortalecidos, junto con el compromiso de los líderes y tomadores de decisiones son probablemente los mayores avances que pudimos tener.

Varios gobiernos de la región han solicitado el apoyo de la FAO y de otras agencias para ayudarles a mejorar su programa nacional. Igualmente, algunos proyectos existentes, socios y academia están empezando a considerar prioritarias las actividades relacionadas con la alimentación escolar.

Mientras hablamos, hay nueve países de los 15 de la Comunidad del Caribe en los que se está apoyando algún tipo de acción relacionada con el pilotaje del enfoque de alimentación escolar sostenible.

¿Puede dar un ejemplo?

Puedo mencionar el caso de Belice, donde el gobierno ha iniciado el proceso de desarrollo de una política nacional de alimentación saludable de inicio, inspirada en el enfoque de alimentación escolar sostenible.

Asimismo, Santa Lucía, Surinam, Guyana, San Vicente y las Granadinas, y Bahamas están afinando su visión de una política nacional de alimentación escolar que tenga en cuenta elementos del enfoque de alimentación escolar sostenible.

Todo esto se está llevando a cabo con una participación y un liderazgo muy importante de la academia, lo que considero que es crucial. Por ejemplo, la Universidad de las Indias Occidentales (UWI, por sus siglas en inglés) está trabajando con los gobiernos de Surinam y San Vicente y las Granadinas, la Universidad de Guyana con el gobierno de Guyana y la Universidad de Bahamas con el gobierno de Bahamas.

¿Qué considera necesario para alcanzar una realidad en la que todos los países del Caribe tengan programas de alimentación escolar sostenibles?

 Es una pregunta muy importante. Uno de los mayores retos y limitaciones es el presupuesto, aunque no es necesariamente la principal limitación. Mi sueño sería que un día, en un futuro próximo, algunos de los nuevos planes de financiación, por ejemplo, el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el Fondo Verde para el Clima, entre otros, pudieran reconocer la contribución multidimensional y la importancia de los programas de alimentación escolar para abordar muchos de los retos a los que se enfrentan nuestras sociedades.

También mencionaría la necesidad de algunos cambios estructurales importantes, que incluirían cambios en algunas políticas y en la mentalidad en relación con la forma en que se impulsan y aplican las políticas en el Caribe. Por ejemplo: las políticas de adquisición en algunos países requerirán cambios importantes o habrá que promover nuevas políticas más favorables a los pequeños agricultores para que éstos puedan suministrar sus productos a los programas de alimentación escolar.

¿Qué demandas cree que los socios y las alianzas pueden ayudar a cumplir el objetivo de lograr un programa de alimentación escolar sostenible en cada país caribeño?

 Yo diría que cuatro:

1. Formación y desarrollo de capacidades.

2. Posibilidad de experimentar y aprender de las buenas experiencias y prácticas existentes.

3. Acceso a herramientas, normas y metodologías probadas.

4. Financiación.

Poner en marcha programas de alimentación escolar sostenibles supone realizar cambios importantes, por lo que los países necesitan formación e información. Esto es fundamental. Creo que siempre que exista la posibilidad de que las partes interesadas del Caribe tengan acceso a la formación y a la exposición de buenas prácticas, será bienvenido.

Se puede considerar la formación en términos de desarrollo de políticas, educación nutricional para los PAE, formación para la preparación de las comidas para los cocineros, la forma en que se pueden preparar las recetas, ajustes en las directrices de compra para vincularse mejor con los agricultores, etc.

Tener acceso a algunas herramientas, normas y metodologías que puedan ser útiles para los países del Caribe, a lo largo del proceso de implementación de los programas de alimentación escolar puede ser de gran importancia. Creo que plataformas como la de la RAES deberían ofrecer esas oportunidades para que los países tengan acceso a esas herramientas, normas y metodologías fácilmente disponibles y probadas.

En cuanto a la financiación, creo que es importante apoyar la reingeniería de los procesos empresariales con los gobiernos para mejorar sus oportunidades de financiación y aumentar la parte asignada a la alimentación escolar. Esto va acompañado de una mayor colaboración con los parlamentarios, el sector privado y otros. En todo esto, los nuevos planes de financiación, como el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el Fondo Verde para el Clima y otros, tienen que desempeñar un papel importante.