Oscar González comparte la experiencia de cambio en su comunidad tras participar de un diplomado de la Cooperación Brasil-FAO en alimentación escolar
Paulo Beraldo
Desde que comenzó la revitalización del huerto escolar del Centro Educativo La Ortega, del Municipio de Moca, provincia de Espaillat, en República Dominicana, Oscar González notó un cambio profundo. El huerto, que había permanecido abandonado durante años, adquirió nuevos colores; se reutilizaron neumáticos para crear nuevos canteros, y niños, niñas y adolescentes comenzaron a darle vida. Y, por supuesto, se cosecharon muchos alimentos nutritivos.
El trabajo en este huerto fue fruto de la pasantía que Oscar, ingeniero industrial y en alimentos, hizo como parte del Diplomado FAO en Educación Alimentaria y Nutricional vinculada a los Programas de Alimentación Escolar en 2019. Oscar recuerda con cariño la experiencia. “La verdad es que después de un tiempo, todos querían ser los guardianes del huerto. Generamos este deseo de sembrar una planta, echarle agua, cuidarla, los jóvenes querían ir más a la escuela y el huerto era una de las áreas que más les atraía”, relata.
Uno de los momentos más especiales era la cosecha, cuando se ponía una mesa especial y cada estudiante debía hacer una presentación ante la escuela. “Era muy emocionante. Ellos nos daban la clase sobre cada uno de los alimentos, estábamos ahí a escucharlos, para darles importancia, para apoyarlos en la investigación que hacían sobre los alimentos. Entonces, logramos este compromiso de los jóvenes, les dimos este valor y logramos este involucramiento en algo que a veces en los hogares no se les dan. Ellos realmente se sentían parte de algo”, relata.
Para Oscar, lo más emocionante fue la multiplicación del conocimiento aprendido en el Diplomado. “Los jóvenes llevaban estos conocimientos a sus casas, los transmitían a sus padres y madres, a sus primos, amiguitos. Muchos hicieron sus propios huertos en sus hogares, nos contaban qué habían sembrado, cómo estaba floreciendo, creciendo, que los papás y los tíos les apoyaban. Entonces, verdaderamente, esa experiencia salió de la escuela y fue a los hogares de los pequeños. Logramos inculcar en ellos y en sus familias una cultura en alimentación saludable”.
La creatividad durante estas actividades fue central. En el huerto de la escuela las y los estudiantes podían aprender desde ciencias y matemática a la hora de planificar y diseñar el huerto, hasta otros idiomas, ya que muchos buscaban los nombres de los alimentos en otras lenguas, e investigaban sus cualidades nutricionales.
Otra iniciativa importante tuvo que ver con los desperdicios, estimulando que los niños se sirvieran cantidades adecuadas, y premiando a los que no dejaban sobras: “¡Me la comí todita!”, debían declarar los que cumplían con el objetivo. Además, las/os estudiantes fueron incentivados a cambiar un poco el arroz por más legumbres, vegetales y hortalizas. “Después de esa dinámica, pasaron a comer los vegetales en primer lugar, y aprendieron a condimentar, a agregar aliños y ver que podrían ser más ricos. Todo esto lo hicimos con las herramientas de educación alimentaria y nutricional que nos brindó el Diplomado”, resalta Oscar.
Después de algunos cambios de autoridades, a Oscar le tocó salir de su trabajo en el Centro Educativo La Ortega. Sin embargo, continuó visitando el espacio cada dos meses, y mantiene una comunicación fluída con la directora y su equipo, para que el trabajo continúe. “Siempre les digo: ¡no lo dejen caer, que sigan ayudando a las niñas, niños y adolescentes a comer saludable!”, exclama Oscar.
“Muchas veces, los proyectos caen porque viene otro gobierno con otra visión. Pero en este caso, esta iniciativa se ha mantenido porque llegó a la raíz: a los niños, niñas y adolescentes de los centros, que siguen comprometidos, así como la directora”, explica Oscar. “Esa experiencia de alimentación saludable surgida del diplomado se ha ido manteniendo en el tiempo gracias a este compromiso. La semillita de alimentación saludable sigue viva».
El Diplomado
En 2019, en el marco del proyecto de alimentación escolar de la Cooperación Internacional Brasil-FAO, llevada a cabo por la Agencia Brasileña de Cooperación (ABC), el Fondo Nacional de Desarrollo la Educación (FNDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), se ofreció el diplomado en EAN a 167 profesionales de El Salvador, Honduras, Perú y República Dominicana. El objetivo fue sensibilizar a los participantes acerca de la importancia de los PAE y capacitarlos para desarrollar acciones de EAN adaptadas a los contextos específicos de cada programa.