En el centro educativo de la República Dominicana, estudiantes y comunidad son los protagonistas en la gestión de la alimentación escolar.
Paulo Beraldo y Palova Brito
Monte Plata, República Dominicana, 20 de abril del 2023 – Es una mañana distinta en la Escuela Mata Limón, en el área rural de la ciudad de Monte Plata, ubicada a 70 km de la capital de la República Dominicana, Santo Domingo. Se acerca el horario del almuerzo y el comedor no se llena solamente de estudiantes, sino que ingresa un grupo conformado por representantes de 10 países de la América Latina y el Caribe y autoridades dominicanas, que pudieron sentir el rico olor que venía desde la cocina. Era día de arroz, habichuelas (porotos), carne de res y tomate.
La razón de la visita a la escuela, que cuenta con cerca de 300 estudiantes, es para que el grupo internacional conozca uno de los centros escolares del país que implementó la metodología de Escuelas Sostenibles, creada por el proyecto de alimentación escolar del Programa de Cooperación Internacional Brasil-FAO desde hace una década.
El proyecto de alimentación escolar es ejecutado de manera conjunta por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Agencia Brasileña de Cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores (ABC/MRE) y el Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación del Ministerio de la Educación (FNDE/MEC) de Brasil.
Una escuela sostenible inspiradora
Con gran infraestructura en el comedor escolar, cocina propia, huerto escolar e, incluso, con el desarrollo de una iniciativa de cosecha del agua desde el techo de la escuela, este centro educativo es un referente nacional. Además, cuenta con la importante participación de la comunidad, especialmente de los padres y madres de familia, que participan activamente de la gestión de la alimentación escolar; y de las agricultoras y agricultores familiares locales, que comercializan su producción para la alimentación de los escolares, garantizando frutas, verduras y legumbres frescos.
La presidente del Fondo Nacional de Desarrollo de la Educación del Ministerio de Educación (FNDE) de Brasil, Fernanda Pacobahyba, integró la delegación internacional que visitó la escuela de Monte Plata. “Es muy importante que estas experiencias no estén solamente en algunos lugares, sino que en todas las escuelas de todos los países ”, afirmó la presidente, que recalcó: “Nos quedó muy clara la potencia de transformar vidas que tiene este trabajo, así como la importancia de que los estudiantes tengan el conocimiento de la cadena de producción de alimentos y de nutrición”.
La coordinadora del proyecto regional de alimentación escolar del Programa de Cooperación Internacional Brasil-FAO, Najla Veloso, también comentó la relevancia de visitar la escuela y ver cómo se logró concretar los seis componentes clave de las Escuelas Sostenibles: la articulación intergubernamental, con el involucramiento de los ministerios de Educación, Agricultura y Salud, no solo a nivel nacional, sino también departamental y municipal; la activa participación de la comunidad local dentro de la escuela; el preparo de menús adecuados y saludables; las compras públicas a la agricultura familiar; la infraestructura adecuada; y los huertos escolares y la implementación de acciones de educación alimentaria y nutricional. “Ustedes son una inspiración para nosotros. Fue un trabajo de hormiguita, pero, hoy, ustedes son referencia para toda la región y quizás para el mundo”, comentó Najla Veloso.
La escuela cuenta con un comité de alimentación escolar conformado por padres, madres, estudiantes y maestros, lo que ha promovido importantes cambios en la gestión del programa de alimentación escolar. Según la maestra Isaura Rosa, son desarrolladas diversas acciones para motivar a los estudiantes a consumir alimentos saludables, con la participación de voluntarios, diálogos con agricultores y agricultoras y expertos. “Con los comités, los estudiantes aprenden a cuidar el medio ambiente, descubren de dónde vienen los alimentos y valoran más el cultivo y la nutrición”, dijo la maestra que, además, resaltó que toda esa articulación no sería posible sin el apoyo de instituciones, como FAO, el Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE) y el Programa de Cooperación Internacional Brasil-FAO.
Acerca de la participación de los estudiantes en el comité, se comentó que ellos y ellas pueden presentar ideas que después vienen a ser implementadas. La estudiante Keyla Jasmil, de 11 años, forma parte del comité de educación alimentaria y nutricional. “Me encanta aprender sobre nutrición y para mí es muy importante porque si una persona de mi familia, mi padre, mi madre están manejando mal los alimentos, les puedo dar una sugerencia o una clase que les puede ayudar a cambiar”, expresó. “He visto a mis amigos con más fuerza, más saludables y con más energía para el día a día”.
Paola Barbieri, analista de proyectos de la Agencia Brasileña de Cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores (ABC/MRE), señaló que es un orgullo visitar una Escuela Sostenible creada e impulsada por la cooperación brasileña y poder compartir la buena práctica con países del Caribe. “Fue muy bueno ver todas las instalaciones, la infraestructura y entender cómo funciona esta experiencia y el impacto que tiene en la comunidad. Es muy interesante observar cómo la cooperación técnica alcanza también a la gente de los territorios”.
Aprendiendo con el huerto escolar
Otro de los orgullos de Mata Limón es el huerto escolar. “Hacemos un trabajo agro científico. Nuestro objetivo no es solamente producir alimentos, sino apoyar a las diferentes materias del currículo escolar. A partir del huerto dar prácticas y capacitaciones”, expresó María Reyes, una de las madres de la comunidad. “Tenemos muy buenos logros por medio del conocimiento generado allá. Es un placer participar como voluntaria”, dijo.
El estudiante José Gabriel Nicolás, de 13 años, cuenta que en el huerto se aprende sobre nutrición, alimentación y el proceso de crecimiento de los alimentos. Sus alimentos preferidos producidos en el huerto son zanahoria, apio y lechuga. “La experiencia con el huerto escolar es seguir aprendiendo sobre muchos temas, cuánto tiempo duran las plantas para crecer, cómo se producen nuestros alimentos”, dijo José Gabriel, que agregó: “En inglés nosotros hacemos ejercicios para aprender los nombres de las plantas y sus orígenes, en matemática para multiplicar, sumar. En ciencias naturales, aprendemos mucho sobre la naturaleza y en otros componentes también y trabajamos el tema”. Así como José Gabriel, los otros estudiantes se pusieron animados y curiosos acerca de la visita del grupo internacional, aprovechando el momento para fotos y videos.
Apoyo interinstitucional
Rodrigo Castañeda, Representante de la FAO en República Dominicana, dijo que la experiencia nació de la colaboración y del apoyo sistemático de la Cooperación Internacional Brasil-FAO, desde el 2012, y del trabajo de las distintas instituciones del gobierno dominicano. También recalcó el rol de la Red de Alimentación Escolar Sostenible (RAES), red creada por el gobierno brasileño con el objetivo de compartir experiencias de alimentación escolar entre los países.
Castañeda dijo que la FAO apoya la instauración e institucionalización de la política de alimentación escolar en el país, destacando la participación de la comunidad en todo el proceso educativo y la importancia de los menús con productos locales y comprados de los agricultores de la región. “Que esta escuela no sea una excepción, que sea un programa. Nuestra apuesta es que esto sea una política pública de Estado”, expresó el Representante que subrayó: “Lucho para que mis hijos puedan tener una alimentación como esta en Monte Plata”.
Captación de agua
Una de las buenas prácticas del centro escolar es la captación de agua de la lluvia, que cae en el techo de la escuela, por medio de la instalación de un sistema de captación y aprovechamiento del agua de lluvia SCALL, instalado por la FAO con fondos de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional (AMEXCID), a través del Programa Mesoamérica sin Hambre.
La captación permite garantizar agua a los estudiantes, ya que la región enfrenta problemas de sequía y los gastos con el agua eran muy costosos. El agua es captada por medio de canaletas en los techos y que transporta el agua hasta una cisterna. El agua es colectada, tratada y purificada para el consumo de los estudiantes y, también, para beneficiar a la comunidad local, con calidad e inocuidad. El equipo de la escuela comentó que eso se convirtió en un referente nacional, generando interés de otros centros educativos a nivel nacional.