Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y Nutricional de la ONU/2024:  Políticas públicas como la alimentación escolar pueden ser parte de las soluciones a los problemas climáticos

La variabilidad del clima y eventos extremos reducen la productividad agrícola, alteran cadenas de suministro de alimentos y aumentan precios; a su vez, fortalecer la alimentación escolar y promover las compras públicas de la agricultura familiar aumenta la resiliencia de los sistemas agroalimentarios.

Brasília, Brasil, 27 de enero de 2025 – Los patrones cambiantes de la variabilidad del clima y los eventos extremos están impactando negativamente la seguridad alimentaria y reforzando otras causas de la malnutrición en todas sus formas en América Latina y el Caribe, dice el estudio Panorama Regional de Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024. El informe, publicado el enero 27, afirma que ALC es la segunda región del mundo más expuesta a eventos climáticos extremos, después de Asia. 

Al menos 20 países enfrentan alta frecuencia de estos eventos y 14 se consideran vulnerables, con mayor probabilidad de elevar la subalimentación debido a estos fenómenos. El impacto de los extremos climáticos se ve exacerbado aún más por los persistentes desafíos estructurales como conflictos, desaceleraciones económicas y crisis, así como por los altos niveles de desigualdad, la falta de acceso a dietas saludables y entornos alimentarios poco saludables.   

Para hacer frente a ese desafío, el documento menciona acciones y políticas de enfoques integrales y transversales con potencial de fortalecer la capacidad de los sistemas agroalimentarios. Es el caso de los programas de alimentación escolar (PAE), que tienen el potencial de garantizar alimentos sanos, adecuados y saludables a los estudiantes y a su vez, promover las compras públicas de alimentos de agricultores familiares locales. 

El Panorama señala que los PAE son una de las políticas con más cobertura y asignación presupuestaria en la región, configurando importante red de protección social para poblaciones vulnerables. Se destacó que los PAE traen beneficios “en múltiples objetivos intersectoriales, como la salud, la nutrición, la educación, el capital humano y la agricultura local, dependiendo de la modalidad de los alimentos proporcionados y de la integración con intervenciones complementarias”. 

El estudio agrega que los PAE mitigan la inseguridad alimentaria al proporcionar fuente regular de alimentos nutritivos a millones de estudiantes, contribuyendo a fortalecer las capacidades de los niños y sus familias, permitiéndoles prepararse mejor y responder a los choques relacionados con el clima.

Y afirma: “Los PAE constituyen una intervención que facilita la adaptación y la respuesta de los sistemas agroalimentarios frente a eventos climáticos o emergencias sanitarias que afectan las cadenas de suministro de alimentos, los entornos alimentarios y el acceso y consumo de alimentos. Si estos programas se mantienen durante las crisis, o incluso se amplían, pueden convertirse en un poderoso mecanismo de protección social sensible a los choques y en un medio para garantizar el Derecho a una Alimentación Adecuada de la población más afectada por estos eventos o emergencias”, afirmó la publicación.

La vinculación de los PAE con las compras públicas de alimentos locales también fue abordada en el Panorama, afirmando que así se contribuye a la resiliencia de los sistemas agroalimentarios. En América Latina, al menos 15 países implementan o inician estas prácticas. Como ejemplo, se afirmó que en Brasil, desde 2009, el PAE ya ha apoyado a 450 mil agricultores familiares promoviendo la producción sostenible, mejorando los ingresos de las comunidades locales y aumentando el acceso a dietas saludables. 

En el marco de la Cooperación Brasil-FAO, se aplica la metodología Escuelas Sostenibles desde el año 2012, que fue citada como iniciativa exitosa para fortalecer los PAE. Dicha metodología está organizada en seis componentes, incluyendo las compras públicas a agricultores familiares, la oferta de menús adecuados y saludables, la implementación de acciones de educación alimentaria y nutricional, la mejoría de la infraestructura escolar, la participación social y comunitaria y la articulación intersectorial e interinstitucional. En la realidad, esta implementación se configura en una busca por soluciones locales, concretas y desarrollada colectivamente por los varios actores y seguimientos sociales.  

“Desde la RAES, valoramos que el Panorama destaque el rol de los PAE por todo su potencial de transformar los sistemas agroalimentarios y aumentar su resiliencia. Sea a través del fomento de las compras públicas de la agricultura familiar, de la implementación de acciones de EAN o de la oferta de alimentos sanos, saludables y frescos a millones de estudiantes, la agenda de alimentación escolar y la agenda de reducción de los impactos climáticos ya no pueden ser vistas de manera separada. Este documento regional, de manera muy acertada, evidencia esa relación”, señaló Najla Veloso, secretaria ejecutiva de la Red RAES, impulsada por el Gobierno de Brasil y por la FAO. 

Hambre e inseguridad alimentaria disminuyeron por segundo año consecutivo 

Según el Panorama, entre 2019 y 2023, la prevalencia de la subalimentación aumentó 1,5% en los países afectados por la variabilidad climática y los extremos. La situación es peor cuando hay recesiones económicas y las poblaciones más vulnerables se ven afectadas de manera desproporcionada porque tienen menos recursos para adaptarse.  

A su vez, el hambre afectó a 41 millones de personas en la región en el año 2023, una disminución de 2,9 millones de personas respecto a 2022 y de 4,3 millones de personas respecto a 2021. Sin embargo, existen disparidades entre las subregiones. La prevalencia del hambre ha ido en aumento durante los últimos dos años en el Caribe, alcanzando el 17,2%, mientras que se ha mantenido relativamente sin cambios en Mesoamérica, en el 5,8%.  

En cuanto a la inseguridad alimentaria moderada o grave, la región demostró avances, cayendo bajo el promedio mundial por primera vez en 10 años. En total, 187,6 millones de personas en la región experimentaron inseguridad alimentaria, 19,7 millones menos que en 2022 y 37,3 millones menos que en 2021.  Eso se explica por la recuperación económica de varios países de América del Sur debido a programas de protección social, esfuerzos económicos pospandemia y políticas específicas destinadas a mejorar el acceso a los alimentos.  

El reporte informa que el retraso en el crecimiento afectó al 22,3%de los niños menores de 5 años en el mundo en 2022. En ALC, la prevalencia se estimó en 11,5%, significativamente por debajo del promedio mundial. Por otro lado, en 2022, el 5,6% de los niños menores de cinco años a nivel global estaban afectados por sobrepeso, mientras que en ALC alcanzó el 8,6%. 

El informe también identifica la falta de acceso económico a dietas saludables como una cuestión crítica. En 2022, 182,9 millones de personas en la región no podían permitirse acceder a ellas. Esto marca una mejora de 2,4% en comparación con 2021, lo que significa que 14,3 millones de personas más pueden tener una dieta saludable.  

Las agencias enfatizaron la necesidad de acelerar aún más las inversiones y acciones destinadas a crear capacidades de largo plazo para responder a la variabilidad del clima y los eventos climáticos extremos.  El Panorama Regional de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024 es una publicación de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), del Programa Mundial de Alimentos (WFP) y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).   

Contenido adaptado por el equipo de la RAES con informaciones de la FAO