Cerca del centro de la capital de Brasil, el productor Anaildo Porfírio participa en el Programa Nacional de Alimentación Escolar, una política pública que ha mejorado las condiciones de vida de varias familias que trabajan en el campo, generando más ingresos.
Paulo Beraldo y Palova Brito
Brasilia, Brasil, 2 de noviembre de 2023 – Las compras públicas de la agricultura familiar para el Programa Nacional de Alimentación Escolar (PNAE) han cambiado la vida del agricultor familiar Anaildo Porfírio, de la ciudad de Brasilia. «Esta política fue estructurante y cambió la vida de los productores de alimentos aquí», afirma Anaildo, que forma parte de las 46 familias del Asentamiento Chapadinha, ubicado a 32 km del centro de la capital federal.
En mayo, Anaildo recibió una misión internacional compuesta por representantes de 10 países de América Latina, que visitaron su propiedad rural para conocer cómo funciona en la práctica la participación de la agricultura familiar en el PNAE.
La misión fue organizada por el proyecto de alimentación escolar ejecutado en el marco del Programa de Cooperación Internacional Brasil-FAO y de la Red de Alimentación Escolar Sostenible (RAES). En su propiedad de 10 hectáreas, él produce fresas, zanahorias, remolachas, lechugas, repollos y papas. Además de atender ferias y mercados, su producción forma parte de la alimentación de los estudiantes de la red pública de enseñanza de Brasilia, que cuenta con alrededor de 450 mil personas. Anaildo participa en el PNAE desde 2015.
«Antes de vender para la alimentación escolar, mi producción era para el consumo propio. Cuando tuvimos la posibilidad de participar en este programa, los ingresos aumentaron considerablemente. Algunos agricultores no tenían buenas condiciones, pero con el PNAE lograron realizar mejoras en sus propiedades, mejorando la producción. Entonces, realmente es una política que nos ayuda a prosperar», cuenta Anaildo, quien vive en la propiedad con su esposa e hijos.
El agricultor familiar comenzó a proveer alimentos para la alimentación escolar del Distrito Federal a través de la asociación del asentamiento, la Asociación de Trabajadores Rurales de la Agricultura Familiar de Chapadinha (Astraf), de la cual es presidente hoy. Para participar en el PNAE, los agricultores presentan una propuesta de producción y, a lo largo del año, van recibiendo el pago en cuotas. Desde 2009, por ley, la alimentación escolar de la red pública de enseñanza de Brasil debe adquirir al menos el 30% de los alimentos de la agricultura familiar.
«Antes, todos vivíamos en casas de madera, con poca estructura. Pero desde que comenzamos a organizarnos, a estructurarnos, hemos ido creciendo. Hoy atendemos a otros mercados, mejoramos nuestras casas, nuestras propiedades. Esto les dio dignidad a todas las familias que hoy viven en el asentamiento», afirma el agricultor, quien destaca lo gratificante que es producir alimentos orgánicos y destinarlos a una alimentación más saludable para los estudiantes.
Para mejorar la producción, el asentamiento cuenta con el apoyo de la Secretaría de Agricultura (SEAGRI) del Distrito Federal y de la Empresa de Asistencia Técnica y Extensión Rural (Emater-DF) en varias áreas del proceso productivo, desde la asistencia en las mejores técnicas de producción hasta la organización de las familias para acceder a las políticas de compras públicas.
Esta formalización es importante porque los programas de compras públicas adquieren directamente de cooperativas o asociaciones y, cuanto más organizados estén los productores, más fácil será llegar a mercados más grandes y mejores.
«Hemos mejorado la irrigación, nuestras técnicas de producción, hemos ampliado las áreas. Con la asociación, también es más fácil la cuestión del transporte y la mejora de nuestro rendimiento», explica Anaildo. La asociación utiliza dos camiones proporcionados por el Gobierno del Distrito Federal (GDF) para el transporte de la producción.
«La asistencia técnica ayuda mucho al agricultor. Nos ayudan a identificar cuál es el mejor período de siembra, el mejor tipo de fertilización, qué debemos o no hacer, qué tecnologías podemos usar para gastar menos agua, producir más, todo esto ayuda mucho en el día a día para que podamos reducir los costos», afirma.
Además, existen otras políticas, como el Programa de Adquisición de Alimentos (PAA) del Gobierno Federal de Brasil y el Programa de Adquisición de la Producción de Agricultura (PAPA-DF) ejecutado por el gobierno distrital. Según datos del GDF, alrededor de R$ 23 millones se invierten anualmente en productos de la agricultura familiar para la alimentación escolar, y 700 productores participan en el PNAE en el Distrito Federal, un número que aumenta cada año.
Anaildo dice que solo a través de las políticas públicas se puede fortalecer la agricultura familiar, especialmente la ubicada en los asentamientos rurales. «Necesitamos personas y gestores comprometidos para hacer esta alianza en términos de política, asistencia técnica, alimentación escolar, agricultura familiar, asistencia social, para acabar con la miseria y cuidar de la población que pasa hambre».